16 octubre 2009

Reto 2009: Finalizar mi primera maratón.


Reto 2009: Finalizar mi primera maratón. ¡¡Superado!! Una experiencia increíble, motivadora y muy recomendable porque:

1- Aumenta enormemente la autoestima.
2- Prueba tu capacidad de esfuerzo y constancia.
3- Activa el poder de tu mente cuando tu cuerpo ya no puede.
4- Y muchas cosas más que descubriréis en esta historia.

Una historia en la que yo no soy la única protagonista. Una historia en la que me han acompañado muchas personas que forman parte de mi vida:

1. Sandro, mi marido, que me embarcó en esta aventura para mí casi imposible hace 2 años. Fue él quien me guió durante toda la maratón y el que tiro de mí en los últimos 10 km. cuando ya no podía más. Sin él, quizás hubiera acabado, pero no en 4h 40m; y sin él, la maratón no hubiera sido lo mismo: me animó, me motivó, mantuvo el ritmo, me hizo reír,...

2. Mi compañera de entrenamientos en Puigcerdà, Marta. Con ella, las sesiones de entrenamiento fueron divertidas, amenas y muy llevaderas. Juntas nos animamos a seguir adelante para lograr superar nuestro reto. Pocas veces dudamos que no lo íbamos a conseguir; al contrario, siempre estuvimos muy positivas al respecto. Durante la maratón, me acordé varias veces de ella, de su simpatía, de su actitud positiva, de su capacidad de superación y automotivación en los entrenamientos.

3. Esta historia no tendría sentido sin mencionar a los protagonistas que yo llamo "interiores": aquellas personas que activaron la palanca de mi automotivación en los últimos 10 km de la maratón y que me dieron fuerzas para acabarla cuando el dolor apareció, las fuerzas flaqueaban y el cuerpo enviaba mensajes a mi mente diciendo ¡basta!, ¡para!, ¡descansa!. Estas personas son:

  • Sobre todo, mi sobrina Valeria que aunque ya no está entre nosotros, a ella le dediqué la maratón y todos mis entrenamientos desde que murió. Sé que desde el cielo me dio fuerzas para acabarla y, cada vez que mi cuerpo me jugaba una mala pasada, recordaba su fuerza y las ganas de vivir y le dedicaba cada esfuerzo que hacía por los esfuerzos que hizo ella durante su corta vida. Ella me inspiró.
  • Mis hermanos, Vicente y José, mi cuñada Patricia y mis padres, por la entereza y fuerza que han mostrado en momentos difíciles de sus vidas y que están sabiendo o han sabido afrontar retos mayores que el correr una maratón.


  • Mi hermana Cristina, por su fuerza interior.


  • Mi tío José Mari, porque siempre está cerca, animando, apoyando, cuidando de todos sus sobrinos y sobrinas.

  • Mis hijos, Paula y Marco. De ellos, me acordé deseando que pudieran correr algún día una maratón y pudieran experimentar las emociones y lecciones que he aprendido en esta experiencia.
Aquí va mi historia. Una como otra cualquiera de las 45.000 personas que corrieron en Chicago ese día. Hace un año y medio acompañé y animé a Sandro en su primera maratón, la maratón de Berlín. Me encantó. Era un ambiente que te envolvía con su fuerza y me di cuenta, mirando a toda esa gente corriendo, que acabar una maratón era un reto asequible a todo el mundo que se lo propusiera. No es que les quitara mérito; al contrario, merecían todo mi respeto, pero allí había gente normal, como tú y como yo; gente de todas las edades, de todos los tipos, lentos, rápidos, jóvenes, mayores,... Si todos ellos podían, ¿por qué yo no? Sólo necesitaba desearlo con fuerza (y eso lo tenía) y empezar a correr.
Se lo comenté a Sandro y en Noviembre del 2008 me dijo que ya me había apuntado a la maratón de Chicago (EEUU), como regalo de mi 40 cumpleaños para el 2009. Yo acepté el reto y ¡vaya reto!:

  • Yo no había corrido en toda mi vida. De hecho, correr nunca me había gustado.


  • En noviembre de 2008, no corría ni 5 minutos seguidos.

Sandro me recomendó el libro con el que se entrenó él: "Preparación de la maratón para principiantes" (el título no es que sea muy motivador); y así empecé, leyendo el libro. Un libro también clave en esta historia porque, después de haber acabado la maratón puedo decir, sin duda alguna, que incluye el mejor plan para superar este reto por dos razones:

  1. Porque explica a partes iguales la preparación física y mental Ésta última muy importante para acabar la carrera.


  2. Porque recoge un plan inicial para empezar a correr 30 minutos seguidos y correr durante dos meses ese tiempo 4 días a la semana, que es el requisito mínimo para poder abordar las 16 semanas de entrenamiento real de la maratón.

Empecé a correr en diciembre de 2008. En Zaragoza. Lo recuerdo perfectamente porque el primer entrenamiento del plan inicial fue caminar 5 minutos, correr 5 minutos y repetirlo una vez más. Es decir, empecé caminando 10 minutos y corriendo otros 10. La primera semana, durante 4 días sólo hice esto. En las 5 semanas siguientes, y siguiendo las indicaciones del libro, conseguí correr 30 minutos seguidos. Durante los 5 meses siguientes, me mantuve corriendo 30 minutos, 4 días a la semana. Algo muy asequible para cualquier persona que trabaja, tenga familia u otras responsabilidades. El 26 de junio inicié las 16 semanas de entrenamiento para la maratón, siempre siguiendo el libro. Mi compañera de entrenamientos, Marta, llamaba al libro “la biblia”. Cada capítulo de "la biblia" era un semana en la que te indicaba los km que teníamos que correr durante la misma y te hablaba de temas importantes para entrenar y correr la maratón: la comida, técnicas de preparación mental, el funcionamiento del cuerpo cuando corres, los estiramientos, testimonios de gente que la había hecho, el temido "muro", etc.
Y así, siguiendo las 16 semanas de entrenamiento con Marta, acabamos el plan y estuvimos listas para correr. Recuerdo nuestro último entrenamiento, en el que reflexionamos sobre nuestro estado de ánimo para acabar la prueba. Estábamos confiadas y nos pareció que, salvo las 6 semanas de entrenamientos, que fueron realmente exigentes por las carreras largas de entre 19 y 29 km, el plan de entrenamiento no había sido tan duro. Era muy progresivo y con objetivos muy alcanzables cada semana, lo cual motivaba mucho. También comentamos que era un plan muy asequible para cualquier persona que trabajara y quisiera abordar este reto. Estábamos felices por haber cumplido esta primera parte de esta experiencia y, aunque algo nerviosas, nos veíamos preparadas para correr 42 km seguidos. Ahora quedaba lo más emocionante: probarlo.

La noche anterior a la maratón, al contrario de lo que había pensado, dormí bien. Nos levantamos a las 4 de la mañana y desayunamos tranquilamente en el hall del hotel dudando cómo vestirnos. Hacía un frío que pelaba y no sabíamos con qué ropa correríamos mejor. Finalmente a las 06:15 de la mañana, y yo abrigada hasta los dientes, salimos hacia el punto de partida. Estábamos cerca por lo que, en cuanto salimos del hotel, nos vimos envueltos en una riada de gente que iba hacia el mismo lugar con un objetivo común. Para mí era una sensación increíble. El ambiente y la energía de toda aquella gente te envolvía y te impulsaba hacia la salida. Recuerdo que nos cruzamos con un grupo de personas con discapacidad, un chico joven en silla de ruedas, otro chico con las 2 piernas ortopédicas, y voluntarios llevando las sillas especiales para correr. Me sorprendió. "Eso si que es un reto", le dije a Sandro. Yo había hecho un esfuerzo considerable con el entrenamiento pero esas personas con límites físicos iban a abordar el mismo reto que yo. Eso me reforzó, lo que interiormente ya sabia, que la maratón retaba tus límites físicos pero sobre todo los límites mentales de superación y automotivación. Inconscientemente, todo ese ambiente y la gente con la que te ibas cruzando constituían energía para los depósitos de automotivación que se irían gastando durante toda la carrera, sobre todo al final.

A las 7:30 empezó la carrera. Nosotros estábamos situados hacia la mitad, en el tiempo de 4 h 45 minutos, por lo que empezamos caminando hasta que llegamos a la salida. Nos abrazamos y empezamos a correr. Sandro me animó para ir a un ritmo más rápido que el de 4 h 45 para ahorrar tiempo para el final. Yo estaba muy animada y fuerte así que aumenté el ritmo. Un ritmo cómodo que mantuvimos bastante bien hasta el km 30. Disfruté mucho de esos kilómetros mirando cómo animaba el público y observando las animaciones que se habían preparado durante la carrera. Recuerdo especialmente el baile de un grupo pasando por el barrio gay y un cantante disfrazado de Elvis Presley que cantaba igual que él. Fueron geniales. Pero pasado el Km 30, empezó el verdadero reto de continuar. El llamado "muro", cuando las fuerzas flaquean, las articulaciones te duelen y tu cerebro te empieza a decir que pares para un descansito. En ese momento varias fueron mis palancas automotivadoras:

  1. Los mensajes que fui leyendo y las palabras de ánimo de la gente del público y de los corredores de la maratón actuaron de fuerza para continuar. De estos mensajes, tres se me grabaron especialmente en la mente: 1. El de un señor que llevaba una pancarta que decía: “El dolor es pasajero; el orgullo dura siempre”. 2- La gente que corría en memoria de alguien fallecido y lo llevaba escrito en las camisetas. 3- Una señora de unos 60 años que llevaba escrito en la camiseta: "Para todas aquellas personas que creyeron en que no lo iba a conseguir, aquí estoy corriendo. Para todas aquellas personas que creyeron que no lo iba a conseguir, aquí estoy fuerte como una roca”...

  2. Mis vivencias y aprendizajes en diversos momentos de mi vida también llenaron mi mente.

  3. Todos los protagonistas "interiores" que he destacado al principio de esta historia: mi familia y especialmente mi sobrina Valeria.


  4. Y junto a todos ellos, Sandro animándome y tirando de mí sin parar: “¡Venga, que sólo quedan 5 millas! ¡Ánimo, Rebeca, que lo vas a conseguir! ¡Vamos, campeona, que lo estás haciendo muy bien!

Durante esos últimos 10 km me concentré en mi sombra, correr y me olvidé totalmente de la gente. Estaba sola con mis pensamientos, siguiendo mi sombra y las pisadas de Sandro que iba delante de mí. Escuchaba únicamente mis pensamientos y los repetía constantemente. Hasta que finalmente escuché a Sandro decir: "Rebeca, ya estamos". Levanté la mirada y vi la meta. Me emocioné, me volvieron a venir rápidamente todas las personas que habían formado parte de esta historia y pensé que había valido la pena todo ese esfuerzo. Pasé la meta con Sandro a mi lado y me sentí muy, muy feliz.

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Rebeca Garcés
Campus Cerdanya

3 comentarios:

ADMIRADORA BCN dijo...

Felicidades Rebeca, seguro eres un ejemplo para muchos, tienes, ya lo sabes, mi más sincera enhorabuena y admiración. Tu redacción, tus fuerzas y ganas me han hecho notar piel de gallina y no descarto en algún momento y sigueindo tus palabras y experiencia, proponerme un reto similar, porque tienes razón, si quieres puedes y con ganas,fuerzas y esfuerzo podemos llegar donde queramos!

Un calido abrazo!

Rosa Mª Garcia (Dexeus) dijo...

Desde el primer momento en que lo comentaste, sabía que lo conseguerías. Eres una persona trabajadora y constante, cualidades indespensables para cumplir un macro objetivo como el que te fijaste.

Enhorabuena y felicita también a Sandro.

Unknown dijo...

Muchas felicidades Rebeca!

Tus palabras son emocionantes y llenas de fuerza.
Sabía que lo ibas a conseguir. Tu fuerza de voluntad, espíritu de superación, carácter, optimismo que te caracterizan te han acompañado en este reto, demostrando que cuando uno quiere o desea algo con intensidad y se pone a trabajar en serio es capaz de conseguirlo.